miércoles, 25 de agosto de 2010

Problemas de memoria.

Publicado en Club de Lilith el 24 de agosto del 2010

Anteriormente hablé del partido de futbol como preámbulo a los festejos del Bicentenario. Controversial festejo del que el Gobierno Federal afirma justificará peso por peso de los 580 millones invertidos. Sin embargo, el problema no es la celebración sino el ¿qué celebramos? Y ¿Cómo lo celebramos?

Nadie puede negar que para México la conmemoración de 200 años de Independencia es simbólico y emotivo. Es evidente lo importante, si no es que indispensable, de recordar la edad que México tiene como Nación y claro sería el momento preciso para hacer historia y aprender de la historia. No obstante, al revisar el cúmulo de eventos calendarizados para celebrar tal acontecimiento nos encontramos con demasiadas incongruencias. Dada la dimensión del evento podría generarse una cantidad impresionante de empleos temporales, sucede todo lo contrario: se hace un llamado a “quien quiera festejar” y se les otorga el nombre de: “vountarios”. Parte de la suma de dinero que se podría emplear para esos sueldos se gastará en “banderitas” las cuales se regalarán a los asistentes.

Como ya he mencionado, el significado de la celebración es la autocrítica y me refiero específicamente al reconocimiento de la historia: ¿Hemos logrado la madurez y autosuficiencia planteada como “objetivo” en la Independencia? ¿Se tiene un avance y apoyo en la labor del campo, es decir, lo exigido en la Revolución? ¿Se respetan los derechos de cada mexicano?¿Cada mexicano entiende el sentido de la palabra: ciudadano?

Hace a penas unos días se realizó una dura crítica a la canción escrita para celebrar el Bicentenario llamada “El futuro es milenario” interpretada por Aleks Syntek y escrita por jaime López. http://www.youtube.com/watch?v=Ij2HZtRcb8I Causa polémica el hecho de que en la letra de la canción no exista siquiera un reflejo o guiño nacional, es decir, no se retrata ni al país ni a las circunstancias en las que vive el país ¿no es parte del sentido de celebrar saber quiénes somos?

Jacques Le Goff escribió en “Memoria”:“La memoria es un elemento escencial de lo que ahora se suele llamar identidad individual o colectiva, cuya búsqueda es una de las actividades fundamentales de los individuos y de las sociedades de hoy, en la fiebre y en la angustia”. Por ende, si parte del festejo es celebrar quienes somos ahora es completamente necesario recurrir a la memoria, a la identidad. Tristemente, en la celebración no encontramos algo que se pueda llamar “nuestro” o que podamos identificar como un “nosotros”.

A riesgo de ser repetitiva, parte del problema nacional, y lo sabemos de sobra, es la falta de memoria, ¿no podríamos celebrar poniendo bien en claro que necesitamos un cambio? Un cambio implica formar parte activa en el proyecto de nacion. Exigir que todas las injusticias que vivimos en estos momentos y que nos merman sean resueltos. Tenemos tantos mexicanos clamando justicia: madres y mujeres solidarias con las muertas de Juárez, padres y mexicanos solidarios con los padres de la Guardería ABC, los mexicanos que exigimos una resolución clara en la lucha contra el narcotráfico, mexicanos que exigimos alto a la protección a empresarios que en lugar de abrir empleos con sus empresas se enriquecen y declaran en quiebra. Mexicanos que extrañan a sus seres queridos porque éstos debieron irse a buscar oportunidades negadas en su propio país... mexicanos ¿somos sólo aquellos que gritarán ¡viva México! En septiembre? ¿hay algo de este México en ese sha lalala lalá en la canción conmemorativa?

Finalmente Gerda Lerner indica en “La necessitá della storia e il mestiere di storico”: “La historia es algo más que memoria colectiva: es memoria formada y construida para tener significado. Este proceso a través del cual los seres humanos conservan e interpretan el pasado y luego lo reinterpretan a la luz de nuevos interrogantes, es “hacer historia”. No es un lujo intelectual superfluo; hacer historia es necesidad social”

No es un lujo conocer la historia de nuestro México ni es un lujo cuestionar y exigir a nuestros dirigentes. Es parte de crear nuestra propia historia, porque a 200 años de nuestra libertad tenemos retos en puerta y asuntos atrasados que no podemos aplazar. La pregunta general sería ¿esa celebración tan publicitada realmente está interpretando lo que fuimos y nos muestra lo que seremos? No desviemos la mirada en falsos reflejos.

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