miércoles, 31 de diciembre de 2008

Soy un angelito de esos que pecan una y mil veces...


de esos que dicen despacito...

Todos al igual que las monedas tenemos dos caras, dos facetas con las que jugamos cual trasgos. La dualidad es tentadora siempre. Aprender a jugar, a reconocer aromas, a combinar sabores para pasar de un cálido picosito a un frenético agridulce. Y el instante se construye. Transmitimos señales fugaces pero claras, transpiramos cuerpos distintos entre viajes constantes todo para encontrar lo que sólo manteniéndose de pie se podría alcanzar. Pasamos de dirección en dirección porque el chiste es no dejar de moverse. Y hoy, hoy precisamente termina un ciclo.
No sé cuán largo sea mi viaje o si me acompañarás en el trayecto, lo cierto es que caminamos. Respiramos candor, inocencia y tinieblas. ¿Serás capaz de seguirme? Mientras estás allá despidiendo recuerdos devoras deseos segundo tras segundo, pero yo te devoro en sueños, te deseo segundo tras segundo.
Para tí es una noche cualquiera, para mí ésta es la noche.


viernes, 26 de diciembre de 2008

"Y todo va bien".

Cortometraje de Guillermo Zapata que refleja lo complejo de las relaciones humanas , lo volátil del sentimiento o lo profundo de una conexión. La moraleja (por llamarla de algún modo) es simple: Carpe diem.


miércoles, 24 de diciembre de 2008

Custodia de Octavio Paz.



Existen diferentes formas de abordar este poema de Octavio Paz, a través de la filosofía, de la fonética, de la gramática, o de la espiritualidad, sin embargo todas se encuentran en un solo punto: La Unidad, dicha unidad siempre formada por opuestos, el ir y venir constante, la complementación. He leido los artículos que explican el poema delatando la complejidad del poema al grado de tornarlo imponente. Octavio Paz impone con su juego de imágenes, de sonidos, de palabras que crean ideogramas.
Leo "Custodia" y no puedo dejar de sentir amor entre esos opuestos, atracción sensual, erotismo espiritual que te lleva a unirte, a separarte de tí para enfrentarte al otro y moldearse en uno.
Leo a Octavio Paz y me olvido del I Ching que inspira sus ideogramas, del Ying y el Yan, de la carga religiosa que evoca el título del poema, de Tablada y sus influencias que a su vez le marcan el ritmo a Paz. ¿Se puede ser hermético sin perder conexión con la sensibilidad?
Entre tanto olvido, recuerdo a Ramón Gómez de la Serna: lo lúdico de sus greguerías y lo complejo de sus metáforas. El lenguaje toma otro sentido en ambos autores, se reinventa.
Leo "Custodia" para olvidarme de las autoridades literarias y pienso en TU Nombre que resuena alejándose en el tiempo sin abandonar siquiera mis labios. Así los dos, el uno del otro sin nombres...



Somos parte de un todo...

Hoy amanecí con un temor profundo a la muerte, a no estar, al olvido. Miedo a renunciar a lo placentero o descubrir que aquel placer desaparece. Miedo a no reconocer lo que se percibe o simplemente dejar de sentir. Mantengo en la memoria mi imagen de niña frente a la ventana observando el cielo, la sensación del tiempo corriendo, muerte del tiempo frente a mis ojos, y éstos sin contener lágrimas de desesperanza. ¿Por qué lo que amamos debe morir? ¿Por qué la eternidad no nos alcanza? Quizá ese deseo de permanencia no sea más que un sentimiento egoista de aferrarse a los tiempos, personas u objetos. Quizá es porque de tanto bienestar la trascendencia a veces sale sobrando

jueves, 11 de diciembre de 2008

Pero el amor... esa palabra!

Ay San Julio Córtazar que me haces jugar y brincar de capítulo en capítulo sin parar!
jeje! Lo cierto es que hay varios capítulos que son evocaciones maravillosas al amor, ¿Se elige al ser amado?, ¿Qué pasa con ese constante femenino y masculino que habrán de complementarse? (sin hablar propiamente del género). La sociedad te enseña que cuando te casas es porque amas pero, ¿el amor se elige? ¿Che, tu elegís el amor?...

Capítulo 93 del tablero (segundo libro) de Rayuela:

Pero el amor, esa palabra... (...) Amor mío no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames, (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido por un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero.
Dejando de lado la reflexión sobre el amor, esta cita está tan empapada de Octavio Paz y su idea de la otredad, el complemento, las soledades que se comparten, el amor... esa palabra!


Y es cierto!: en lo más profundo de la posesión no estás en mí.... Casi Tomaz puedo escucharte decir las últimas frases




César Vallejo, poema XXIII

César Vallejo hace de este poema la comunión de dos espacios, el primero espacio es el hogar donde se encuentran sus recuerdos, la madre proveedora y el alimento como la dualidad del espíritu y del cuerpo unificándose. El segundo espacio es el Mundo, donde César Vallejo se convierte en el Hombre y su madre es la madre universal.

Hostias que son el alimento de su niñez, simboliza la espiritualidad que se recibe de la madre, entrelaza ese significado con sus recuerdos:"la sala de arriba" convierte al poema en un momento íntimo

En la sala de arriba nos repartías
de mañana, de tarde, de dual estiba,
aquellas ricas hostias de tiempo, para
que ahora nos sobrasen
cáscaras de relojes en flexión de las 24
en punto parados.

"Cáscaras de relojes" que sobran, implican que ese alimento espiritual que recibió de la madre han dejado una huella profunda en él y sobretodo, la construcción del hombre que se sobrepone al tiempo. Y César Vallejo carga de emotividad el poema al describir profundamente lo que mueve en él su recuerdo:

Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéolo
quedaría, en qué retoño capilar,
cierta migaja que hoy se me ata al cuello
y no quiere pasar.

Ese pan, la herencia de la madre querida, que se convierte en recuerdo le deja la sensación de "nudo en la garganta" la migaja que no quiere pasar, y esa reflexión pareciera a su vez una afirmación, el yo lírico sabe que todo su ser esta impregnado del alimento que la madre le brindó. Entonces evoca a la Madre, juega con las imágenes:

Hoy que hasta
tus puros huesos estarán harina
que no habrá en qué amasar
¡tierna dulcera de amor,
hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molar
cuya encía late en aquel lácteo hoyuelo
que inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tanto!
en las cerradas manos recién nacidas.

La harina y las cenizas de la madre, el pan y la leche materna, acentúa el hecho que desde recién nacido es la madre quien amorosamente provee su alimento.
Al final todas las evocaciones de César Vallejo se unen el pan inacabable es la metáfora con la cual se refiere al hecho de dar la vida, y dentro de ese regalo inigualable que ofrece la madre el hombre debe enfrentarse a la crueldad del mundo donde habita, el yo lírico como mencioné antes se convierte en el Hombre y esa mujer que proveedora es la Madre universal.

Tal la tierra oirá en tu silenciar,
cómo nos van cobrando todos
el alquiler del mundo donde nos dejas
y el valor de aquel pan inacabable.
Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotros
pequeños entonces, como tú verías,
no se lo podíamos haber arrebatado
a nadie; cuando tú nos lo diste,
¿di, mamá?

Uno de mis poemas favoritos de César Vallejo, emotivo, disfrutable.