domingo, 18 de octubre de 2009

El lenguaje.

Admirar a los grandes es inevitable claro cada quien acude a la selección personal dadas sus aficiones, eso es más que sabido pero, también después de cierto tiempo, la incapacidad de los modelos gramaticales y narrativos para traducir al autor en un medio escrito es inevitable. Constantemente vemos a escritores hurgando en el lenguaje. Buscando nuevas formas, jugando con ellas como si fueran plastilina.
Descubro a Juan Carlos Becerra, a Jaime Sabines exclamando que el lenguaje no les basta, no les es suficiente para acercarse a ella... a su musa. Pero hay personajes como Julio Cortázar, como María Luisa Puga que juegan y buscan opciones, recrean una novela y la convierten en antítesis de lo ya escrito sin dejar de lado el amor. El amor puede ser sensual o espiritual. Cuestión de recuerdos o matices de algo que se vive al azar. La Maga siempre me ha tenido impresionada y siempre que viajo en metro pienso en Julio. ¿Por qué nos conocimos?
Sin embargo hay un gigante a quien me acerco de puntillas por temor a despertarlo. Casi nadie ha hablado con él, quizá por esa forma voraz de escribir o por la inmensidad de temas que confluyen en su novela: La nueva novela latinoamericana. ¡Ah ese afán tan humano de clasificar!
Fernando del Paso recorre con sus novelas, lo mismo la historia de México que la Medicina. Habla del erotismo femenino con un toque fino de locura y critica a una sociedad con valores ambiguos. La música, la literatura... muchas veces he intentado explicar cómo escribe del Paso sus novelas (sólo tres) pero es la misma conclusión: es una charla. Conversas, cambias los temas o uno te lleva al otro... y a otro.
Pero me fascina su forma de hablar del amor, su idea del lenguaje y el amor. Esa capacidad lúdica de amar. He aquí un fragmento de la novela Palinuro de México. Sólo porque te quiero en esperanto XD

Tuvimos que hacer el amor en silencio, y nos limitamos a comunicarnos tan sólo con el lenguaje de nuestras lágrimas, nuestros besos y caricias, nuestros eructos y nuestros gestos, sin decirnos una sola cosa ni en español ni en ningún otro idioma. Pero a cambio de esto, y para que mi prima viera que en efecto yo hablaba más de un idioma vivo y más de una lengua muerta, un día la besé en francés. Ella se limitó a bostezar en sueco. Yo la odié un poco en inglés y le hice un ademán obsceno en italiano. Ella fue al baño y dio un portazo en ruso. Cuando salió, yo le guiñé un ojo en chino y ella me sacó la lengua en sánscrito. Acabamos haciendo el amor en esperanto.

El otro día escuché a alguien decir que no escribe en español por respeto a la lengua. Hay quien no escribe lírica por respeto a la retórica. Hay quien no quiere por respeto.
La cuestión es: mientras seas honesto, congruente, fiel a tus sentimientos y a tu arte, el lenguaje fluye y las ideas se transmiten así simple como la energía y el calor. No hay algo en este mundo que no pueda expresarse y no hay algo que no pueda conquistarse.

No hay comentarios.: