jueves, 11 de diciembre de 2008

Pero el amor... esa palabra!

Ay San Julio Córtazar que me haces jugar y brincar de capítulo en capítulo sin parar!
jeje! Lo cierto es que hay varios capítulos que son evocaciones maravillosas al amor, ¿Se elige al ser amado?, ¿Qué pasa con ese constante femenino y masculino que habrán de complementarse? (sin hablar propiamente del género). La sociedad te enseña que cuando te casas es porque amas pero, ¿el amor se elige? ¿Che, tu elegís el amor?...

Capítulo 93 del tablero (segundo libro) de Rayuela:

Pero el amor, esa palabra... (...) Amor mío no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames, (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido por un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero.
Dejando de lado la reflexión sobre el amor, esta cita está tan empapada de Octavio Paz y su idea de la otredad, el complemento, las soledades que se comparten, el amor... esa palabra!


Y es cierto!: en lo más profundo de la posesión no estás en mí.... Casi Tomaz puedo escucharte decir las últimas frases




1 comentario:

Ada Pantoja dijo...

San Julio Cortázar,
jajaja, ay Marina, que le has dado al clavo!
Y es que no hay otra manera de evocarlo.

Te quedaron muy bien las tres columnas.