jueves, 22 de julio de 2010

Hoy.

Las ideas agolpadas en la mente, las memorias gritando al oído y los sentimientos que de plano buscan sacarme de la confusión y el letargo. Escojo palabras sin darle tregua al azar porque no creo en las coincidencias y tampoco creo que estés aquí para marcharte de nuevo.
Busco la forma de decirte lento lo que tengo pero espero y trato de medir la dosis de esta locura que por más simple puede dañar tu esperanza y claro los restos de emoción vertidos en mi vida.
Ahora cuando ya no me es permitido guardar silencio creo en él como la única solución para hacer que vuelvas.
Hoy que de repente imaginé tu cara, expresión eterna de calma, tus manos delicadas de ademanes exactos. Reconozco el sentido de tu constancia en la memoria. Se puede vivir tan ciego, sientiendo a borbotones. Explosiones esporádicas que nunca pude relacionar a tu memoria hasta el día de hoy.
Hoy que nada de esto puede ser tuyo en la forma deseada. Que no podrás siquiera tener el conocimiento necesario de mi persona para descubrir en una simple línea el ligero aroma a sentimiento de la forma en que yo siento.




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