martes, 17 de febrero de 2009

Juan Carlos Onetti y "El pozo".

En las profundidades de un pozo anidado en el pensamiento de Eladio Linacero se encuentran sus memorias. Cumplió cuarenta años y es necesario bajar, adentrarse a ese Universo oscuro del recuerdo al cual sólo tiene acceso por medio de ese pozo.
Sólo una noche, la noche de Eladio, es la duración de su proceso creativo; en tan sólo unas horas Eladio logra convertirse en escritor al pasar de su necesidad por contar historias a la redención de la escritura.
Así al mismo tiempo que comprende el sentido de la literatura de la mano de Cordes:

Sus versos lograron borrar la habitación, la noche y al mismo Cordes. Cosas sin nombre, cosas que andaban por el mundo buscando un nombre, saltaban sin descanso de su boca, o iban brotando por que si, en cualquier parte remota y palpable. Era - pensé después- un Universo saliendo del fondo negro de un sombrero de copa. Todo lo que pueda decir es pobre y miserable comparado con lo que dijo él aquella noche. Todo habia desaparecido desde los primeros versos y yo estaba en el mundo perfecto donde el pescadito rojo disparaba en rápidas curvas por el agua verdosa del estanque.


Él mismo se sumerge en su propio Universo para sacar no un par de historias hiladas sino para crear literatura:

Caminaba con las manos atrás, oyendo el golpear de las zapatillas en las baldosas, oliédome alternativamente cada una de las axilas. Movía la cabeza de un lado a otro, aspirando, y esto me hacía crecer, yo lo sentía, una mueca de asco en la cara. La barbilla, sin afeitar, me rozaba los hombros.
Ese gesto de mirar hacia adentro similar al de agacharse para ver dentro del pozo es el punto de cruce en esta metáfora en la cual si retomamos a otro clásico (Aristóteles y su poética), veremos que la novela reune distintos momentos: describir, mostrar o actuar y finalmente describir, lo interesante es saber distinguir cada uno de los momentos.
Eladio Linacero en su afán de escribir sus memorias logra sin lugar a dudas a construir un proceso poético más que narrativo porque ¿cómo dejar de lado el cierre de su noche?...

Me hubiera gustado clavar la noche en el papel como una gran mariposa nocturna. Pero en cambio, fue ella la que me alzó entre sus aguas como el cuerpo lívido de un muerto y me arrastra inexorable, entre fríos y vagas espumas, noche abajo.


Eladio Linacero deja atrás los pretextos, "muerde la noche" y deja de ser aquel que cuenta historias a las prostitutas para ser ya un escritor...

Marina.

Ay San Onetti! ¿Cómo morder la noche sin recordar su voz susurrando palabras?... Malditas palabras que me arrastran entre vagas espumas... Charros!