Conocí a Janai cuando estaba aun en el vientre de su madre hace 3 años. A veces no podía ubicar su latido pues se movía demasiado, entonces me encantaba hablarle como si jugáramos a las escondidas.
Janai al nacer comenzó a padecer alergias, primero dermatitis y al año rinitis alérgica, razones por las que constantemente me visita en el consultorio. Sin embargo de un tiempo para acá noté cierto patrón en sus visitas.
Alguna vez sufrí por llevar una relación bastante superflua y vacía, para entonces Janai ya caminaba, el día que más ansiedad padecí él entró con sus brazos abiertos para darme un abrazo.
En mi cumpleaños pasado y con toda la ansiedad en mí él se despidió con un beso tierno en la mejilla, la pureza que sentí me hacía falta en ese momento él la devolvía.
Terminé esa relación con mucha ansiedad e incertidumbre y justo ese día entra al consultorio con sus brazos extendidos diciendo: "doctora".
Así, en momentos de duda él llega a llenar con ternura ese espacio, le pido que me apriete y sus bracitos hacen presión de forma tan cálida.
Ahora estoy en etapa de transición y receptiva a respuestas. Janai llega con Haziel, su hermano, y con un dulce de tapioca que ha sido el más delicioso de que he probado. Su abrazo dulce de siempre se hace presente.
Por primera vez reparo y hago consciente lo que hoy escribo por tanto decido buscar el significado de su nombre. Janai: "Dios responde" "Dios ha respondido"
Ahora todo tiene sentido.