viernes, 19 de junio de 2009

Maria Luisa Puga el juego del amor y la escritura.

Hace mucho no escribo, me dediqué a actualizar otro blog, probar otros sonidos, otro idioma, con mis limitaciones claro pero sin parar de escribir. Quise probar otras bocas y lecturas. Es entonces cuando Maria Luisa Puga se presenta ante mí como la sanadora de la escritura. ¿Por qué digo esto? Porque es imposible comenzar a leerla sin sentir de inmediato la fluidez de sus letras. Uno de los cuentos de su libro Intentos que llamó mi atención fue" Recuerdos Oblicuos". Todo en Maria Luisa pareciera un juego muy placentero: su juego con el tiempo reafirma esa sensación de nostalgia en el relato, la narradora- personaje con la que Puga se mezcla sin lograr fundirse completamente y los conceptos de realidad y ficción en el amor.
Casi al final del cuento, la narradora nos define lo que para ella es el juego:
El juego es un espacio donde se aprende a ser; en el que se va descubriendo el mundo. No se borra de un manotazo.

Las frases de Puga se clavan sin que uno pueda evitarlo, quién no ha tenido ese "espacio cómplice" para introducir lo lúdico al amor:
La mesa primero. Era donde nos dejábamos recados. O pistas para algún juego que siempre se refería a nuestro amor. A ese nosotros tan nuestro, tan imperioso, tan desde siempre y eterno porque antes de él y después, no había nada.
El juego con la realidad que alcanza al amor, la narradora-personaje decide jugar por tres meses y el juego adquiere un tono de ficción al menos para ella, por lo que sus ratos sin él se convierten en trocitos de realidad:
Ante mi mesa de trabajo disimulaba el hecho de que en realidad estaba esperando la hora de volver a reunirme con él. Había que hacer que el tiempo entre medio fuera real, importante, tan importante como él porque, para encontrarme con él era imprescindible que yo fuera real... porque lo quería.

El sentimiento de plenitud, de amor en todo su efecto resulta tan placentero e inverosímil que pareciera ser simplemente ficcional, de verdad no nos podemos permitir amar así?:
Y cuando la noche hacíamos el amor, lo hacíamos sobre el mar, muy solos, y muy entregados a la idea de que nos ibamos al mundo cada cual por su lado al final de los tres meses. Porque estábamos aprendiendo a querer mejor.

Las dicotomias realidad- ficción y amor-"juego amoroso" se van mezclando a lo largo de la narración esbozando la propia confusión de la narradora-personaje al atribuirles a cada una el valor erróneo.
Quizá debí ahondar más en las citas o desarrollar mas el tema, pero no quiero restarles la delicia de leer a Maria Luisa Puga, sus letras, sus símbolos, esa manera de jugar con el lenguaje y hacerlo tan vívido. Leo a Puga y me embriago de su emotividad, de su intensidad.
Creo es el momento de vida en el que ella y yo nos cruzamos. Su juego era, tres meses y nos separamos, nuestra esperanza era en algún punto encontrarnos. Y ahora me pregunto, ¿dónde quedó ese "nosotros que era tan nuestro"? Si, quiero despertar y verte fumando y que me tranquilices con un si...